DE SAN PABLO A LA CALZÁ


Imagen extraida de:
http://malagapenitente.mforos.com/1268602/6050644-jose-gabriel-martin-simon-imaginero/
Trabajó en tres películas, en Amanecer en Puerta Oscura, Guerra en África y La Miel es mucha, en esta última con Luis Mariano que le decía "Me dices Luis Mari que eso de ano me suena a  burro".

Parte se rodó en la Catedral,
Amanecer en Puerta Oscura
con el gran Paco Rabál
con arte, genio y figura,
para dar y regalar
mando, seriedad, dulzura,
que Don Francisco era genial.

Con un elenco de actores, también participaba uno de los mejores zapateros de España y mas pallá (dejando a parte claro al mejón del mundo El Tío Pepe Vera que con sus 93 yerbas, siempre está dispuesto pa echá un rato cante. ¡Que alegría, que vitalidad!. Palante Tío Pepe, intentaremos seguir tus pasos) . pero te hablaba de José Fernández Vega que:

Además de zapatero,
también trabajó de Actor,
de cómico, camarero,
de chistes sabe un montón
como pa tres sacos llenos.
Simpático, bonachón
de esos tíos que en un par de cientos
seguro que no entran dos.
Y mi amigo el zapatero
en amanecer en Puerta Oscura
tenía un papel señero
pues trabajaba de cura
tocao con un gran sombrero.

En un descanso del rodaje fue a tomar café al Bar Luque allí frente a la "Duana", sin cambiarse de atuendo, se tomó un cafelito y al ir a pagar, el camarero que le dice: - está pagao.-¿ a quien tengo que agradecérselo?- a este señor, un hombre que por su habla se vio que no era malagueño, pero si amigo de las iglesias. El cura de mentira le dio las gracias:- no hay de que, respondió el señor invitándole también a una copita de coñac (que suele caer mú bien después del cafelito), entablaron conversación,- ¿en que iglesia está usted de párroco?                                    
En San Pablo, ¡casi ná!
la del más Grande EL CAUTIVO,
Y La Virgen TRINIDAD,
sabe usted lo que le digo:
que no me cambiaría ni aunque me hicieran cardenal.
Usted no puede saber lo que es un LUNES SANTO
en el barrio la Trinidad,
De Jesús y  de su Madre, El Traslado
de San Pablo a la Calzá
a los dos acompañando
Málaga que entera está
rezando, vitoreando,
las flores por tonelá,
eso es mucho querido hermano,
eso no es para contá.

(este año se ha realizado el traslado el Sabado)


Que to el que no haya podío contemplá
EL LUNES SANTO SEÑERO
del  barrio La Trinidad
habrá visto el mundo entero
pero ese no ha visto ná.
Perdóneme usted caballero,
pero es que hablando de mi Cautivo
pues se me va el santo al cielo
y a lo mejor me excedo en lo que digo.

En esas estaba hablándole de su Málaga, de su barrio, del de la túnica blanca, cuando llegó por detrás Rafalito el Guardia que, cogiéndole el sombrero por las alas se lo caló hasta las orejas, claro con la contrariedad de aquel buen señor que le increpó- Pero hombre de Dios, mejor del diablo, ¿cómo puede ser usted tan irreverente?, ¡que falta de respeto con un ministro del Señor, con un cura párroco!. - Que cura ni que na, contestó Rafalito:

Tendrá usted que llamarse a andana
porque este tiene de cura
na más que el sombrero y la sotana.
Este es un peliculero
que sa queao con usted
porque es mu sandunguero.
¡Mu malagueño también!
Mi amigo el güén zapatero
al forastero excusas le pidió:
"Perdóneme, caballero,
me he pasao un poco señor,
pero es que hablando de esta Málaga, su cielo
de tanta luz y color
y de ese Cautivo nuestro
no desperdicio ocasión.
lo debe usted recordá
como Málaga y su gente
en toa la tierra no hay ná
y de lo dicho anteriormente
ni una coma voy a quitá.

Y ahora un consejillo más
le voy a dar a usted señor
vuelva en Agosto y verá
nuestra feria la mejor
porque está cerquita el mar,
en el parque, jardín en flor,
olor, color, variedad
la llevamos por blasón
Málaga entera se dad
y el forastero entre nos
se siente como uno más.
En nuestra feria de día
calle Larios y adyacentes
son canciones , es alegría,
es colorido, es la gente,
su exquisita y variada gastronomía,
todo es un componente,
de amor, paz y armonía.

Y si por el día o la noche,
se llega usted hasta el Real
de arte to es un derroche
abiertas de par en par
las casetas a troche y moche
se comparten y ya está.
Perdóname tu lector
que me he pasao cuarenta años
del uno al otro renglón.
Ahora pensaba en hogaño.
Pero ya que estoy en hoy,
pues otra cosilla más
sin decirla no me voy,
mejor que dicha, cantá.

Por Malagueñas y abandolao:

Abrir brazos y corazón
ese es nuestro santo y seña
abrir  brazos y corazón
y en Nuestra feria  Agosteña
se aprecian mucho mejón
los valores de esta tierra.

 Málaga y to sus rincones
viva El Cautivo, la Feria,
mujeres, vinos y flores
y el cante por Malagueñas.

A LA TRIBUNA LOS POBRES

 
 
Al principio de los años cuarenta,, cuando no existía la ONCE, muchos ciegos pedían, porque se pasaban  más fatigas que pasan las adelfas de la Tribuna los Pobres, que nunca llegan a florecer, ya que cá año por Semana Santa quean destrozás. Luego se retoñan y reverdecen, pero cuando están de nuevo entangarillás, al año siguiente, otra vez el destrozo. Güeno pos allí, antes eran solo unas escalerillas y se ponía un ciego a cá lao pidiendo y el célebre “Charamuzas”, digo aquel que envió con póquer de caballos y como el otro le ganó con póquer de reyes, los fue tirando por una ventana del Bar Málaga a calle Santa María mientras decía: --“Caballo, Caballo, Caballo, Caballo”.

Pos si “Charamuza” había ganao jugando, al pasar a la altura de los invidentes, se paraba y decía en voz alta,
para que lo  oyeran ambos: --“¡Valla, un duro pá los dos!”, que era mentira, no les daba na; y se paraba tres escalones más arriba y esperaba un momento que era lo que tardaban los dos ciegos en reclamarse uno al otro los diez “rales”, peleándose:                                        
 
--“¡Que te lo ha dao a ti! ¡Que no, que te lo ha dao a ti!”

Cuando estaban mú enfrascáo se acercaba “Charamuzas” y a lo mejor le daba un duro a cá uno, y seguía pa calle Mármoles.                          

Yo Quiero aquí rendirle homenaje a nuestra Tribuna de los Pobres:

De la Málaga de siempre
quiero levantar la voz,
para rendirle homenaje,
a un entrañable rincón.

Por calendas de pasión
Malagueños se congregan
embargaos por la emoción
cuando las trompetas suenan
y el redoblar del tambor.

Y al acercarse los tronos
sin cortejos de señores
el pueblo llano allí a coro
llora, reza y dice ole.

¡Arriba!, dice una voz,
y se pué cortar el silencio,
si el alma de un cantaó
de lo más jondo del pecho
cantando le reza a Dios.


Saeta.                  
Al cielo elevo mi voz
Tú doló, Madre comparto
y pido con devoción,
con mi rezo hecho canto
que nos de Tú bendición.

Malagueña:                      
Le canto esta malagueña
por ser atalaya entrañable,
le canto esta malagueña,
del pueblo sencillo y noble,
al estilo de Juan Breva,
a la Tribuna los Pobres.

PESCANDO QUE ESTABAN SEIS

 
 
 
 
 
 
 
 
 
¡Que bonito que estaría
desde la Alameda al Palo
bordeando la bahía
las olas casi besándolo!
¡Yo recuerdo aquel tranvía!








Pescando que estaban seis
de Málaga en su Bahía
y lo que pasó veréis
que no fue una tontería.

Eran: Joseíllo, “El Pintarroja”,
Manolillo el Boquerón,
El Periquillo Meloja,
el padre había sío castraó
de colmenas, no de otra cosa,
Periquillo  el del carbón,
su agüelo tuvo una carbonería,
también el Cara Cartón
y el otro era Paco Frías
que ejercía de patrón
en lo de la pesquería.

En esto que,              

Se levantó un temporal
 el barco que zozobró
y al agua tós a pará
menos El Cara Cartón,
que no sabía nadá
y en el barco se queó.

Unos vararon en los Baños Apolo,
otros en los Baños la Estrella
llorando y estenuáo
solo por “El Cara Cartón”
que en el barco se había se había queáo.

Entonces, las noticias corrían
y si eran malas corrían mejón
y ya to el mundo sabía,
lo que en la Bahía pasó,
pero que sorpresa, que alegría
que también “El Cara Cartón”,
estaba en pescadería
al alba, como los pescaores tó.
A to el que le preguntó
¿cómo es que te has salváo?
¡Tú sabes poco nadá
y en el barco te habías queao!

Sin inmutarse siquiera
contestaba “El Cara Cartón”,
yo viendo que el barco se jundía
yo, de babor a estribor,
de proa a popa me iba,
y cuando solo queó
el palo de aguas arriba,
al Palo que me fui yo,
y ya que estaba en El Palo,
pos me subí en el tranvía,
¡que a gustito, que regalo!
gracias a Dios, ¡que alegría!.

Como en verso he termináo
la historia que en verso no fue
como a mi me la han contáo
aprovecho tu interés
para hacerle un verseáo
a los tranvías también.

Que pena que ya no estén
con lo prácticos que eran
tenían un no se que
el trole, la jardinera,
de vez en cuando el vaivén,
Malagueñas de bandera
que se montaban en é
y a algunas las pantorrillas
pues se le podían ver
y se alegraban las pajarillas.

Recorrían Málaga entera
desde Huelin a San Miguel,
de la Estación a Conde Ureña
por el Pasillo Santa Isabel.

Y hasta los rieles tenían su encanto
un primo mío que por primera vez a Málaga fue,
sorprendío se queó mirando
y a su hermano mayor le indicó
“¡mía, mía¡......ito las dos señalá
que ese coche  grande va dejando!.

Güeno que:                      
Con un cante abandoláo
así voy a terminar,
a los tranvías dedicáo
con el le he querío dar
mi recuerdo emocináo,

QUE NO ME PINTO LAS CANAS

Con motivo del Premio de "Por los mayores" que me entregan hoy
me permito colgaros este canto que publiqué hace ya unos años. 

Mi Beli, la más chica,
la flamenca, la que me dice papá.
Los grandes... los grandes me dicen viejo
y a mí... no me  sienta mal.

Que yo mismo no me engaño
David y Carlos dos hombres
y la Inma una mujer
y yo multiplico años
pá algunos casi por tres
y por mi Beli por cuatro.

Me dice mi flamenquita:
pinta tus canas papá
que tú eres aun muy joven
y así lo parecerás.

Que no Belita que no
que estas canitas reflejan
el tiempo que me pasó,
del camino recorrío
que no fue mu pedregoso
pero largo si que ha sío.
Las canas pa que pintá
ni estirazá las arrugas,
ellas no me desaniman
porque yo si que pasé
de los cuarenta parriba.

Y si me pongo la gorra,
no es por taparme la calva,
que eso... tampoco me importa
es que puesta a lo Marchena
parece que  se ve bien
con lo de la yerbagüena.

Y que no es malo tené
canas, arrugas y calva
si sabes llevarla bien.

Y es que la yerbagüena y la gorra ya no me “jayo” sin ella, y a lo mejor me paso alguna que otra vez, porque en to los sitios no se debe estar con la gorra puesta. El otro día mi amigo José María Guadamuro (RNE) me dijo:  Antonio, ha tenido que ser en el  cementerio para que te vea sin la gorra puesta.                    
Esto para mi Inma que me dice “viejo” exagerado ... cuando  voy a salí y ve que el ramito de yerbagüena parece más bien una pañeta. Lo que pasa es que a más  de uno  le gusta y hay que darle un tallito por ejemplo  ; a Camacho el de la Peña Trinitaria (que canta por Palanca que da gloria),, y a Cati esa flamenca (compañera en la Peña Juan Breva) y a ese malagueño de Andar por Málaga, Manolo Merchán, hay que darle un ramito siempre que nos vemos y a otro amigo Gonzalo Fausto, buen periodista y mejor persona, (el de Cartas al Viento).                            

Ya lo sabes INMA nueva
que por mu grande que sea
el “manojo” en el bolsillo
si no lo administro bien
se quéa mu chiquitillo.

A propósito de la yerbagüena, o sin a propósito os cuento una anécdota para mi entrañable, que me ocurrió en calle Nueva. Había estáo en el programa de radio “La tierra, sus cosas, su gente” ( de ese malagueño de Villa Nueva del Trabuco, Ángel Romero, con esa forma que tiene tan sencilla y tan bonita de hacer radio). Yo le había contáo  lo DEL DINERO PÁ EL CASORIO y leído algunas poesías, él había hecho referencia a mi figura parece que salió bien y como decía iba por la malagueña calle Nueva como siempre con mi gorra y mi “yerbagüena” a esto que se me acercó una señora algo mayor que me dijo: ¿tú eres el que ha estáo en la radio con el chico ese Ángel Romero? asentí  con la cabeza y la voz y me dijo: que Dios os bendiga a los dos, déjame que te de un beso, me dio dos.                            

Dos besos que me supieron
a canela y azuquita,
me pareció que salieron
de labios de mi viejita,
esa que yo tanto quiero.

Por siempre señora mía
que Dios también la bendiga
pues personas como usted
son las que a seguir me animan.

Así que Belita guapa
como llevó su sombrero
mi tío Antonio Lucena,
llevaré mis arrugas y mis canas
mi gorra y mi yerbagüena.

LA PAQUERA



A Sebastián Fernández Serón,  que es mi amigo                    

Gotas del cielo caían,
llorando estaba Jerez,
lagrimas por bulería,
el campo santo eso fue
el día que la despedían.

“Jerez de la frontera
tiene una plaza
con una fuente en medio
que es de oro y plata.
Y por montera,
un caballo y encima
Primo Rivera”.

¡Qué bonito los decía!
estos versos por bandera
cantando por bulería
qué ha sío la reina señera.

Sangre de paya y gitano
le corría por las vena,
arte en la voz y las mano
qué todo arte era ella.

Si de Caracol por fandango
con su sello los cantaba,
con qué arte y con qué rango
los jacía qué los bordaba.

El barrio de San Miguel
en to el mundo conocío
barrio del arte en Jerez
su cuna y escuela ha sío.

"La casita donde yo habitaba
como era de polvito y arena
el vientesito se la llevaba"

 Arte, garra, sentimiento
los vellos se me erizaban
en estos versos por tiento
cuanta jondura le daba.

Gaditana, de Jerez,
otro puntal del flamenco
se nos ha ío también
para el tablao del cielo.

Con ella la bulería
que la  llevó por bandera,
duende, arte, y alegría
que todo eso era ella.

Este homenaje postrero
en mi evocación quisiera
que le llegara hasta el cielo
donde ya está La Paquera.


27-4- 2004

Premio "Por los mayores" (VI Semana del Mayor de Almáchar)




Me encuentro muy feliz y orgulloso de haber recibido la siguiente 
noticia:


Según acuerdo en el pleno de la corporación municipal del Excmo Ayuntamiento de Almachar, con motivo de su semana del mayor se le concede a Antonio Beltrán Lucena la distinción de"POR LOS MAYORES"


El día 22/03/2010 se me hará la entrega de la mencionada distinción.

Avisador Malagueño




Me permito poner enlace en el Blog de los compañeros de Procono "EL AVISADOR MALAGUEÑO".

Que como ellos dicen muy bien en su pagina:

"Aquí trabajamos por dar a conocer lo nuestro, es decir por y para Málaga, en la confianza de que a través del conocimiento seamos aún más los malagueños y malagueñas los que nos sintamos enamorados de esta bendita provincia."

DOS FIERAS JUAN Y JUANILLO

Me contó mi amigo hermano Andrés Jiménez Díaz un poeta excepcional muy bueno si señor y al haber nacío, criao y vivio en ese entorno verdialero, pues no le faltan motivos a los que cantar y aunque tiene inspiradas poesías, pienso que sobre todo lo que es la Fiesta de Verdiales, estilos, lugares, instrumentos, atavíos, y fiesteros es el que más y mejor tiene escrito sobre la Fiesta.                   
Me contaba Andrés que los dos fieras, padre  e hijo se llevaban más malamente que peor, siempre estaban a la gresca y un día que habían tenío una pelea gorda. A eso del medio día llegó El Moreno de La Huertecilla Maña que se las busca en el trato para comprarle al fiera Juan unos guarrillos al destete que tenía, al encontrarse en la puerta con Juanillo le preguntó-¿y tu padre aónde está? Juanillo casi no lo dejó terminar allí... alapartatrás en la corraleta con los guarros, pero fijate bien, no te vayas a esquivocá, que mi padre es el que tiene er sombrero parma puesto.

¡Que dos patas pa un banquillo!
El padre era el fiera Juan,
el hijo el fiera Juanillo,
dos  bestiajos a cual más
más guarros que los guarrillos.

A la plaza la Mercé


Preciosa con tanta luz,
coqueta y acogedora,
bajo el cielo más azul
a cantarte paso ahora.

En nuestra feria agosteña
es reunión de culturas
esta plaza malagueña.

To el año:                   

Cada Domingo al medio día
se reúnen los poetas
a compartir poesía.

En esta plaza nació,
 el pintor más genial de to los tiempos
y que Pablo se llamó.

Y hay que detener el paso,
que sigue vivo el recuerdo
en la Casa de Picasso.

En la plaza: A quien murió por la libertad
y en honor a esa bandera
en la que Málaga  está
desde siempre la primera.

En el centro un obelisco
en permanente homenaje
le rinde culto a Torrijos.

Son inspiración de pintores
por su luz, bonita, coqueta,
sus fachadas y rincones.

Por su encanto, por su historia
porque tiene un no se que,
me ha venido a la memoria
cantarle a la plaza de La Merced.

¡NI UN MINUTO CONSENTIO!



Si compro un botijo nuevo,
que no me lo den cascáo
que yo, cascáo no lo quiero.

Eso fue lo que quisieron jacé con Manolillo López, un cordobés de Los Pedroches que se vino a trabajar ahí por bajo del Arroyo Coche y se emnovió con Juanilla La Tremenda, una morena mú bien jecha, pero fuente de güen agua y que estaba más sobá que el marmolillo una esquina. El Cordobés no sabía ná de esto y como no preguntó pos nadie se lo dijo. “El flechazo” fue mú fuerte y enseguía dispusieron el casamiento.

Como  La Tremenda estaba “rota” y se quería vender por nueva (esto de estar entera pal casamiento, antes tenía mucha importancia; ahora parece que tiene menos, según dicen, pero antes si). Ahora me acuerdo de Salvorillo Jiménez, un sobrino de Juanillo C...nes que, como su tío, presumía de ser mú borrico. Contaba que cuando se iba a casar y él si quería que la suya estuviera entera, como no estaba mú  enterao “del lío” fue a pedirle consejo a Juanico Fernández, que era el que sabía de tó eso, pá que le explicara como poder asegurarse de que la suya, Carmelilla Pinto, estaba como Dios manda.

Juanico le dijo que antes de entrar con ella la pusiera a mear y si sentía un chigate tieso: “Chissssss...” pos que estaba entera.                                                                      

La noche de boda, en la casilla que apañaron en La Jaza el Algarrobo, na más que se quearon solos, Salbvorillo lo primero que le dijo fue que meara. Carmelilla Pinto, claro, con la timidez de la primera noche, cogió le escupiera  de debajo la cama y se metió en el cuartillo de aseo. Y apenas si había empezáo cuando el bestiajo de Salvorillo empezó a pegar porrazos en la puerta. Ella le preguntó mú atribulá: --“¿Qué pasa Salvorico?” El no la dejó terminar:                                                                                               

Sal pajuera, Carmelilla
que te viá cambiá el sonío.
Me gusta tu musiquilla,
pero el instrumento mío
también es una maravilla.

Güeno,  pos a La Tremenda quien la aconsejó fue su madre en lo que tenía que hacer la primera noche pa que el cordobés no se diera cuenta. Pero de ná le sirvió. El tal Manolillo López, como había compráo el pirulo por nuevo y se lo encontró roto, fue y se las piró pa Córdoba.
                                                                           


Y como en el célebre relato de Pepe Iglesias “El Zorro”: “Y del Señor Fernández, nunca más se supo”...

El  cordobés en un derroche
de hombre entero y con honor
se najó pa Los Pedroches
y a La Tremenda dejó...
¡Tremenda, pero un fantoche!

Na más que amaneció, La Tremenda se fue pa su casa
Hecha un mar de lágrimas y le contó a su madre lo sucedío:  Que el cordobés se había dao cuenta del engaño y se había ío pa su tierra. La madre mu inritá,, sin poerse contener, exclamó: “¡Estás chalá!, ¡antes de estar yo con tu padre había estao con veintisiete!” (De casta le venía a la galga). En su enfáo, la madre no se había dáo cuenta que el padre estaba en el cuarto despierto y, aunque ya setentón, pegó un salto de la cama,  con lo alpargates sueltos y amarrándose la correa de los carzones, salió por la puerta. diciendo: --“Otro que se va pá Córdoba”.

Que aunque noble, soy un tío.
Treinta años sin saberlo,
¡ni un minuto consentío!

                                                Camina con la verdad:
                                                    podrás engañar al de enfrente
                                                    pero a ti mismo jamás.

EL MONDONGO DEL MANDANGA



Un alcalde como Dios manda
hombre sabio, complaciente,
razonando la demanda
y convenciendo a su gente
sabiendo por donde anda.


Hacía ya cinco o seis meses que habían inauguráo el abastecimiento del agua corriente

al pueblo y los “Perotes” estaban la mar de contento. Pero como la felicidad no suele ser mu duradera aconteció, que ya saben, (ese sinvergonzón raspáo que suelen haber en to los pueblos, y que en Álora era Salvorillo Mandanga) pues fue y se mandangó en el depósito el agua que estaba en un cerrillo poncima el Lugá. Lo vieron los vecinos, se contrariaron mucho y claro fueron a darle las quejas al alcalde. – Escuche ozté D. Juan: que el “Mandanga” se lo ha jecho en el depósito el agua. El alcalde que era un hombre tranquilo y a güertas ya de casi to, al verlos tan sofocáos pá apaciguarlos un poco razonando como el solo sabía hacerlo va y les dice: Bueno... ¿y que es una mandangá pá tanta gente?

La gente, con la “razón” del alcalde
se quearon convencía
que una m... es poca m...
si está mu bien repartía

ME IRRITO Y PEGO UN RESPINGO


Vaya por delante que la jamancia debe ganársela cá uno a costa de su trabajo y no al del prójimo . Desde aquí un cero asín de grande pa los “guindaores” de antes y de ahora, pero...

                                                                
Yo no pueo compará
a un tironero indecente
con aquel arte sin par,
que tenía aquella gente
en su forma de “mangá”.

O es que no tenía su mérito aquel célebre apodáo “El Ligero” por lo delgáo que era y por su rapidez en el “desplume” y en el quitarse del medio.

Estaba una mañana en la esquina de la trinitaria Calle Jaboneros, cuando divisó por la acera de enfrente a una posible victima, y con los ojos echándole chirivitas, comentó a los presentes, “ya tengo er día jecho con er cateto”, desde la puerta del Capitol, que después fue Palacio del Cine, y que sigue siendo Palacio... Pero del Bingo ¡¡Toma yá cultura de la Gúena!

Aun reconociendo lo mucho
que han jecho de positivo
“majogo” si no desembucho,
algo de lo negativo.

Me irrito y pego un respingo
cuando paso por su láo
y veo que el Cine es un Bingo,
y son muchos... ¡demasiaos!


Pos desde el Cine Capitol al Cine Avenida (que ahora son unos aparcamientos) el “Ligero” le “aligeró” el bolsillo, diecinueve mil de las veinte mil pesetas que llevaba, le dejó mil pá los gastillos del día.

Pero cómo tós los oficios tienen sus gajes un día le salió la jaca, jaco, al pasar por Calle Mármoles, metió la mano en el bolsillo de mi tío Clemente que aunque del campo, sabía por donde andaba, hombre con fuerza é intención (que ambas las empleó) en pegarle una garfañá por encima del bolsillo, como era corpulento, arrastrando y pegando alaríos, llevó al “Ligero” hasta la “Tribuna Los Pobres”, y al soltarlo y ver cómo le había dejáo la mano se lamentó... ¿ ahora en que me busco las habichuelas?

Había otras maneras de robar, cómo aquel que iba con un gran bacalao po Calle San Juan arriba, y el chorizo por detrás le pegó un tironazo y mas pronto tenía el bacalao cogío por la cola con las dos manos sobre el hombro, y al volverse el desposeído dueño y preguntar al ladrón que si había visto al que le había quitao el bacalao, este encima le echó una regañina diciéndole: “si lo llevara usted cogío cómo yo con las dos manos no se lo habían quitáo”.

Algo parecío le ocurrió a otro que acababa de salir de la tienda de Confecciones “ Los Mellizos” y se había compráo una pelliza de aquellas del cuello de astracán, cuando estaba el buen hombre hablando con otro en la puerta, echó de menos el peso de la prenda, mosqueáo empezó a mirar, echando algunas maldiciones, y el chorizo mirándolo descaráo le amonestó, si llevara usted la pelliza puesta cómo yo, vería cómo no se la quitaban...

Y sí no estos que una noche robaron tós los jamones y botellas de un Bar del Centro, después de convidar a la policía que al verlo abierto a altas horas de la noche entraron, donde los ladrones simulando que hacían zafarrancho de limpieza, la dejaron limpia de verdad.

O aquel que en el bar Los Bilbaínos se copeó y tapeó después de haber puesto sobre el mostrador un paquete mú bien preparáo, que dos días después del tío haber salío elegantemente sin pagar los gastos, al desliar el paquete vieron con sorpresa que se trataba de dos hermosos ladrillos.

O lo que le hicieron al avaro de Frasco Núñez el de “Librero” del Arroyo Cupiana, que pa ajorrarse lo que tenía que ganarse el recovero dispuso de vender los huevos directamente, y en la puerta del Mercaíllo de Calle Mármoles, un niño se le puso delante y empezó a decirle con malas artes... ¡cateto, pestozo!, y era verdad que apestaba un rato...Frasco se enrritó y quiso coger al zagalón, se separó un poco de los canastos, lo justo, ya que al volverse se los había quitáo el compinche, otro niño que estaba al “liquindoy”.

¡¡Que majorco, que majorco, por los güevos!! se lamentaba al pasar por la puerta del Alambique del Puerto de la Torre, y al escucharlo Antonio Ruiz le sentenció: “pó pá ajorcarse tié que sé por el gaznate”


Y en los llanos de San Cayetano...

En una jiguera blanquilla
der pescuezo se corgó
cómo la escogió endeblilla,
la rama se le partió
y se rompió tres costillas
der guarrazo que pegó.