A mi ama
Razones tengo por demás
pero la que más me llena,
trata a mi madre de bien
como si la suya fuera
y eso es de agradecer
¡Ole, Isabel, compañera!
A un olivo centenario
de aceitunas manzanillas,
de recuerdos un santuario,
por él van estas coplillas.
Mú cerquita de la Noria
que jizo mi bisagüelo,
donde yo le di a mi novia
un día el beso primero
que a los dos nos supo a gloria.
Era un olivo frondoso
que protegía a las cabras
de las calores de Agosto
cuando ellas sesteaban.
Al laíto la realenga
que va pá el Puerto la Torre
caminito de La Bella.
Arrieros y pastores
bajo su sombra aminoraron
del verano sus rigores.
Hoy aquí, desde “Er Zirguero”.
embargáo por la emoción
con mi sentir más sincero
las gracias le doy a Dios.
Pues donde estaba el olivo,
hemos construío la casa
donde canto, leo, y escribo,
compartiendo sal y agua
con mi ama, nietos, hijos
que son mu güena compaña.
Además los pajarillos,
palomas, el perro, la cabra,
el parral, granáos, membrillos,
peral, ciruelo y el agua
la más güena del pozillo.
Nunca me siento aburrío,
son bendiciones del cielo,
me tienen entretenío
gorriones y zirgueros.
Con sus trinos mañaneros,
despierto al rayar el día
y doy las gracias al cielo
por la sin par sinfonía.
Aunque...
Son la mar de puñeteros,
que los primeros pintones
los picotean sin esmero
los pícaros gorriones.
Y por si fueran pocos los indicios de que:
La primavera se aproxima
todos los años a mi flamenco rincón
llegan dos parejas de golondrinas.
Que en Primavera y Verano
me dan grata compañía
regalos del Soberano.
Y ¡hasta un gorrioncillo blanco
que hace nío en mi ventana
me despierta con su canto!.
A las claritas del alba
cantando yo me levanto.
Y como está la chimenea pa el invierno y en verano:
Tengo el botijo suando
a la sombra del parral,
las moscateles colgando
mi serrana en el portal,
mi guitarra y yo cantando,
no necesito más na..
Solo las gracias a Dios dando
que entavía no me lleva pallá,
que quiero seguir cantando,
las ganas no faltarán,
ni amigos pa ir recabando
más cosillas pa contá.
Con esta estrofa remato
y espero tu parecer
si los versos y los relatos
te han parecío merecer
tu de dedicación un rato
yo me sentiré mu bien.
Y remato con Quevedo
con esta estrofa genial
que Don Francisco, fue un genio.
“¡Rosal, menos presunción
donde están las clavellinas,
pues será mañana espinas
las que agora rosas son!”
Razones tengo por demás
pero la que más me llena,
trata a mi madre de bien
como si la suya fuera
y eso es de agradecer
¡Ole, Isabel, compañera!
A un olivo centenario
de aceitunas manzanillas,
de recuerdos un santuario,
por él van estas coplillas.
Mú cerquita de la Noria
que jizo mi bisagüelo,
donde yo le di a mi novia
un día el beso primero
que a los dos nos supo a gloria.
Era un olivo frondoso
que protegía a las cabras
de las calores de Agosto
cuando ellas sesteaban.
Al laíto la realenga
que va pá el Puerto la Torre
caminito de La Bella.
Arrieros y pastores
bajo su sombra aminoraron
del verano sus rigores.
Hoy aquí, desde “Er Zirguero”.
embargáo por la emoción
con mi sentir más sincero
las gracias le doy a Dios.
Pues donde estaba el olivo,
hemos construío la casa
donde canto, leo, y escribo,
compartiendo sal y agua
con mi ama, nietos, hijos
que son mu güena compaña.
Además los pajarillos,
palomas, el perro, la cabra,
el parral, granáos, membrillos,
peral, ciruelo y el agua
la más güena del pozillo.
Nunca me siento aburrío,
son bendiciones del cielo,
me tienen entretenío
gorriones y zirgueros.
Con sus trinos mañaneros,
despierto al rayar el día
y doy las gracias al cielo
por la sin par sinfonía.
Aunque...
Son la mar de puñeteros,
que los primeros pintones
los picotean sin esmero
los pícaros gorriones.
Y por si fueran pocos los indicios de que:
La primavera se aproxima
todos los años a mi flamenco rincón
llegan dos parejas de golondrinas.
Que en Primavera y Verano
me dan grata compañía
regalos del Soberano.
Y ¡hasta un gorrioncillo blanco
que hace nío en mi ventana
me despierta con su canto!.
A las claritas del alba
cantando yo me levanto.
Y como está la chimenea pa el invierno y en verano:
Tengo el botijo suando
a la sombra del parral,
las moscateles colgando
mi serrana en el portal,
mi guitarra y yo cantando,
no necesito más na..
Solo las gracias a Dios dando
que entavía no me lleva pallá,
que quiero seguir cantando,
las ganas no faltarán,
ni amigos pa ir recabando
más cosillas pa contá.
Con esta estrofa remato
y espero tu parecer
si los versos y los relatos
te han parecío merecer
tu de dedicación un rato
yo me sentiré mu bien.
Y remato con Quevedo
con esta estrofa genial
que Don Francisco, fue un genio.
“¡Rosal, menos presunción
donde están las clavellinas,
pues será mañana espinas
las que agora rosas son!”
