NAVAJITA Y SU RELOJ


Mi amigo Navajita que vive allí en Monterroso
en una blanca casita
con su parra y con su pozo.
Es persona singular, exquisita
sin proponérselo es mu gracioso.
Lo mismo que un manantial
le brotan las ocurrencias
es un deleite escuchar
a persona de tal sapiencia
cuando se pone a contar
las una y las mil vivencias
que les han pasáo por demás.

Saca a la vida lo suyo
que es como tiene que ser
pues lo que no tiene arreglo
el preocuparse ¿pa que?

Bajó a comprarse un sombrero
y Antonio se compró dos
me dijo: que el despachaó era mu güeno
y que una rebajita le jició
allí en la calle Cisnero.

Después fue a un gran almacén
y armó la revolución
quería un radio-casét
pero por dentro la voz
del Pinto y de Macandé.

Claro:
La dependienta no lo entendió
tuvo que al jefe llevar ante él
que muy serio le explicó
que aquello no podía ser
y Navajita se largó
diciendo: ¡Anda que saben vendé.

Se fue a Calle Compañía
para comprarse un reloj
de bolsillo lo quería
con su caenita y tó.

El relojero ocurrente,
cachondo, mu socarrón:
este reloj es excelente
puesto en hora se lo entregó
pero en el tornillo polivalente
una mijilla le jurgó,
diez mil rales le pidió
mientras que se lo cobraba
a mi amigo le explicó
que si adelantaba o atrazaba
se diera por allí un voltón
y que él se lo ajustaba.

Salió Navajita contento
con su caena y reloj
y en El QUITAPENAS con tiento
dos veces el codo empinó
las dos veces Sequi-Pedro
que es un vino que tiene Don
como tos los malagueños.

Bajó por la Calle Nueva,
por la Calle Larios, subió
y a la altura de la Granja El Gallo,
pa la Catreá miró
sacó su “joya” chiquita
lo miró y lo comparó
con aquel de La Manquita,
mu contento se sintió.

Al ver que el suyo señalaba treinta minutos más, exclamó en voz alta: --¡Anda que no tiene coj...nes el chiquitillo, ya la sacáo media hora al grande!.

Cogió el coche de Almogía
y pa el “Lugá” se largó
más que un marques parecía
con su caena y reloj
¡Òjú, como presumía¡.

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