En aquellos tiempos en los que se solía decir: que, cuando un prove comía jamón o estaba mu malo el prove o estaba podrío el jamón Hubo un hombre apodado el Tricalina, porque a parecer era algo amigo de lo ajeno; Ya lo había cogío la ronda que pa eso estaba, varias veces que lo llevaba al juez de paz, que le ponía más o menos castigo, al poco tiempo de cumplir uno, una noche en una fábrica de aceite cerca de la estación de Álora, el Trincalina a compañáo de otro dijeron que pa cambiar de sitio un poco de jabón, que por aquel tiempo se hacía con los turbios del aceite y sosa caústica, el compañero saltó la tapia y por el bujero del alperchín le hiba echando los tacos de jabón, pasó cerca la ronda a oir “jarasqueo” se acercaron y le preguntaron;¿quién está a la parta aentro? y contestó; según a la velociá que salen los tacos de jabón estará hasta elamo los llevaron al juez y esta vez los tubo un mes a la sombra. Pero na más cumplirlo volvió a las andás, y como casi siempre lo volvieron a coger esta vez en una noche de plenilunio quitándole las papas victorinas a Juan Pechuga, que las tenías sembrá en medio de la viña, unas poquillas pal gasto la casa ¡anda que no estaban güenas las papas sembrás y criás con estiércol de cabra!
Por bambera le cantaron:
En las papas vitorinas
de la viña Juan Pechuga,
cogieron al “Trincalina”
robando con luz de luna.
En las papas vitorinas
de la viña Juan Pechuga,
cogieron al “Trincalina”
robando con luz de luna.
La ronda al día siguiente lo llevó al Cuartel y a la mañana siguiente al juez que al verlo entrar le dice:
¡Pero hombre de Dios, otra vez aquí!
“Ya ve osté señón jué, otra ve” , le razona el juez: pues eso es un negocio malo, poz no señón jué que el negocio es mú güeno, lo que pasa es que entre osté y los dos Cevile me lo tenéis echáo por alto.
Pues tenía el “Trinca” razón
sin el juez ni lo Civiles
serían ganancias tós.
sin el juez ni lo Civiles
serían ganancias tós.
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