BAJO UN FRONDOSO ALGARROBO

 
 
Rosarillo Balbuena, estaba “ennoviá” con Salvorillo Mota, que después se casaron. Ella vivía  en la cortijá Los Mendoza, Salvorillo, en Los Mendoza Abajo, La casa de Rosarillo, a unos cincuenta metros retirá del núcleo de la cortijá, con tós sus apaños, la corraleta, la cuadra, un pencarillo pa los chumbos y además un algarrobo frondoso, para quien no lo sepa, este árbol es de hojas  perenne y este era muy grande y sus ramas unas llegaban casi al cielo y las otras al suelo, éste además  de otros “servicios”, servía de gallinero. En él dormían muchos gorriones, que alegraban el despertar, y pernoctaban las gallinas, bajo la protección de un majestuoso gallo, que ejercía de galliarca. A este algarrobo, llegó una tarde ya anocheciendo una zorra, como son tan astutas, queriéndose aprovechar de la misma, les propuso bajar  al suelo diciéndoles: “Compañeras gallinas, en  el parlamento en Madrid han acordáo una ley, que tó los animales podemos y debemos estar juntos y llevarnos bien”, ya iban a saltar las gallinas, cuando el gallo, estirazó el pescuezo, lanzó un gran kikirikííí..., diciendo:”quietas tóas esperá” (porque el gallo hablaba en cateto como yo), y dirigiéndose a la zorra, le dijo: “espera un poco que ahí vienen los perros, (que ya se oían de ladrar) cuando lleguen nos bajamos y ya estamos tós los animales juntos”. La raposa, sintiendo a los perros cerca y temiendo lo que podía pasar, se preparó para salir corriendo, mientras decía:,  “me voy a ir vaya que los perros no se hayan enteráo de la ley”              
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Como la Zorra embustera
algunos personajes son,
cumplen la ley si les conviene
si no les conviene no.   

Sigamos, con  Salvorillo Mota, valiéndose de una especie de silbío o canto de un ave nocturna, éste le servía de contraseña para que su Rosarillo,  saliera por la puerta de atrás, la que daba al corral, y bajo el frondoso “garrobo” se las entendían, de ahí que “Juanillo C...nes” aquel agosto cantara a la trilla.                        

A Rosarillo Balbuena,
Ay... Salvorillo Mota,
la anduvo trasteando
ay... ya se le nota.

Resultó que Juanillo El Duende, que era algo sinvergonzón y astuto como la zorra, no se le escapaba ná, había pillao la contraseña, así que una noche mas oscura que la boca un lobo y que Salvorillo, estaba en el “Ventorillo las Tres Leguas”,  jugando al monte y “perdiendo” se dijo, “date, esta es la mía, esta noche este no va en busca de la novia”; no lo pensó dos veces, pegó tres “zancá” y se metió bajo el “garrobo”, emitió el sonío y no tuvo que esperar mucho tiempo; al momento entró la Rosarillo, como el macho perdiz entra al reclamo en el mes de febrero, enseguía El Duende se  agarró a los “manojos”, pero sin decir  palabra, y la Rosarillo, diciendo: ¡ay Salvorico! ¡que fuerte vienes esta noche!”. Menos más que se dio cuenta a tiempo que no era su “maromo”, al acariciarle el cogote y no trompezá con una güena verruga que su Salvorico tenía tras de una oreja; que apuraíllas las tuvo que pasar El Duende, que a amaneció con toa la cara arañá; después contaba  que la Rosarillo era una fiera. La gente se enteró, porque al final o antes todo se sabe y en una fiesta le cantaron esta Tirana...

Ni el arrendá la zumaya,
ni de la lechuza el cante,
le valió a Juanillo El Duende
¡¡pa clavá una pica en Flandes!!

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