Quiso un austero enseñá/
su borrico a no comé/
mas no lo pudo arreglá.
Casi cuando enseñao lo tenía/
el jumento se le murió/
y el austero no se lo creía.
Por Dios más recortes no/
¡que ya no loe caben más Don Mariano/
agujeros a mi cinturón!
saludos flamencos
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