ENERO YA NO ES ENERO



Escribió San Antonio Machado:
“Recio viento sopla
de Urbión a Moncayo,
Páramos de Soria.”

Salvando las distancias, digo,
España casi toa, blanca, bonita,
pero de frío tiritando
qué la cosa está fresquita
o más qué fresquita, helando.

Nos ha llegáo de sopetón,
qué no parecía invierno
un diciembre bonachón
y tos la mar de contento.

Sin las blancas Navidades,
Noche Vieja y Año Nuevo ,
las gentes alegres en las calles
porque aquello no era invierno.

Pero como dice la canción:
“El invierno llega”
y ¡vaya si nos llegó¡
del uno al otro confín
España se congeló.
Arreciaron vendavales,
con nieves, lluvias y fríos,
auténticos temporales
qué nos tienen arrecíos.

Y aunque el lobo ya estaba atento,
nos lo habían anunciáo
los hombres y mujeres del tiempo,
no nos habíamos pertrechaos.

Qué... si los ciclos han cambiáo,
qué... si el efecto invernadero
qué to lo tiene alteráo,
qué Enero ya no es Enero
y Febrero y Marzo se han mosqueáo
y se han vuelto por sus fueros
y del refranero se ha puesto a su láo
para hacerlo mas certero.

Aunque creo que san pasáo,
qué nos cala hasta los güeso
qué este frío es demasiáo.

Nos dice el refranero:
“Enero seco y helaero,
Febrerillo el loco
sacó su padre al sol
y luego lo apedreó.
Marzo ventoso
Abril lluvioso
sacan a Mayo
florido y hermoso”.

Así qué, como: “Año de nieves
año de vienes”.

Démoslo por bien venío
si al final va ser pa bien
tanta nieve y tanto frío
pero abrigaito estés

Y tengamos compasión
y como es posible remediarlo
dar cobijo a los sin techo que pasan la noche entre cartón y cartón
porque eso no es humano,
eso es un contra Dios.

Quiero que estos nuestros deseos
sean jecho realidá,
que no es utopía creo,
con esto se pue acabá,
pá no pintarlo to tan feo
sigo con otro cantar
que lo oí hace ya tiempo:

“Yo recorrí en un invierno Rusia entera
cuando el lobo ronda aquel lugar
y otra vez al sonreír la primavera
volverá la flor del almendro a brotar
amor de nido paz del hogar.
Pero aquella viejita que su regreso espera
por siempre esperando quedará
porque el que lleva en sus entrañas la fiebre del viajero
jamás a sus lares tornará”.

Yo, ya aquí desde mi ventana,
veo florecer los almendros
y entre las flores en sus ramas
cantarines los jilgueros
que a la primavera llaman.

Pero no nos confiemos,
qué “hasta el cuarenta de Mayo”
nos recuerda el refranero
“no nos quitemos el sayo”.


4 - 3 - 2003

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